LIBROS INFANTILES

Sirenas. De Jessica Love

Hoy os traigo un álbum ilustrado que, en un primer momento, no me enamoró, pero que a base de leerlo, me ha conquistado por su mensaje implícito y la dulzura de sus ilustraciones.

  • Editorial: Kókinos
  • Año: 2018
  • Autora: Jessica Love
  • Traducción:Esther Rubio
  • Número de páginas: 38
  • Encuadernación: tapa dura
  • Formato: 235x 255 mm
  • ISBN: 9788417074135
  • Edad: 2-7 años

La historia, como todas las historias con gancho, es muy sencilla, de modo que todos los niños, incluso los muy pequeños, van a ser capaces de seguirla y comprenderla.

Todo comienza cuando Julián, nuestro protagonista, vuelve a casa en metro con su abuela tras pasar un rato juntos en la piscina; allí se cruzará con tres hermosas mujeres disfrazadas de sirenas que le dejarán extasiado y empezará a imaginar cómo sería ser una de ellas.

Al salir del metro, Julián y su abuela van a casa y, mientras ella no le está mirando, se pone unas flores en la cabeza, unas plantas a modo de melena y unos visillos anudados a la cintura que hacen de cola y voilá, Julián se ha convertido en sirena y es muy feliz.

Pero, de pronto, aparece su abuela y le mira con el semblante muy serio. Todos esperamos una charla o incluso una reprimenda a Julián por disfrazarse, y encima de un personaje femenino; pero nada de eso, la abuela le da un collar precioso para completar su disfraz y juntos salen de paseo. Julián no se lo puede creer.

La abuela le llevará al carnaval y le acompañará a un desfile en el que las tres hermosas sirenas son acompañadas por un séquito de gente de todo tipo disfrazada como ellas.

Esta historia es muy tierna, pues la abuela de Julián, en su experiencia, sabiduría y amor, es capaz de aceptar y apoyar a su nieto que disfruta al disfrazarse de sirena, porque eso es lo que hacemos por nuestros seres queridos. Disfrazarse de sirena no tiene nada de malo incluso si se es un niño. ¿Verdad?

Recomiendo este álbum ilustrado por la calidad de sus ilustraciones y porque nos puede ayudar a tener momentos de diálogo con nuestros hijos. Por ejemplo ellos podrían contarnos alguna ilusión que tengan escondida y no hayan compartido con nosotros todavía.

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